Estamos hechas de Magia


Las brujas estamos hechas de AIRE, nuestras ideas nos vienen dadas por el viento de los siglos. Nos dejamos flotar por la vida sin aferrarnos a lo que sabemos que debemos dejar marchar. Siempre ideando nuevos proyectos, nuevos propósitos, nuevas ideas, nuestra mente inquisitiva, curiosa y creativa, nunca está quieta. Siempre se mueve al ritmo de las corrientes de los vientos, a veces como la brisa suave y fresca, a veces como un viento de verano cálido y festivo. Otras veces como verdaderos vendavales que conmueven todo nuestro mundo para barrerlo y convertirlo en ruinas y comenzar de cero si hace falta. El viento es un ente vivo que nos habla de todas las maravillas que ha visto en sus viajes desde el principio de los tiempos. Y nosotras sabemos escucharle. Somos hijas del viento, hechas de AIRE, hechas de magia.
Estamos hechas de FUEGO, nuestros sentimientos son volcanes de emociones verdaderas. Las brujas aman apasionadamente, de forma sincera. Por eso nunca nos conformamos con relaciones a medias, con cariños tibios, con acomodos templados. Sentimos las llamas arder en nuestro interior y sabemos cómo alimentar ese fuego para vivir la vida en toda su esencia. Nos indigna la injusticia y rechazamos la mentira, por eso luchamos por lo que consideramos justo y por el respeto. El nuestro y el de aquellos que no tienen voz para reclamarlo. Puede que a veces no seamos amables ni sepamos adular a aquellos que lo necesitan, pero sí somos amigas justas, leales y, sobre todo sinceras. Sabemos que la vida está hecha para disfrutar cada minuto de ella, para exprimir todo lo que tiene que ofrecer y nosotras lo hacemos intensamente. El  fuego baila una danza con la que nos cuenta leyendas de la creación. Y nosotras conocemos el lenguaje de sus ascuas. Somos criaturas de las llamas, hechas de FUEGO, hechas de magia.
Estamos hechas de AGUA, fluimos por nuestro interior sabiendo que los instintos más puros se mueven en las corrientes de emociones más profundas. Qué nuestros sentimientos más intensos se esconden bajo una superficie calmada y serena, pero  con remolinos, pozos y mareas que nos dicen quiénes somos en realidad. Y que, de esas aguas profundas y oscuras, se nutren nuestros dones, nuestra capacidad para “ver”, nuestra intuición, nuestros conocimientos de otros tiempos, de otras vidas… cuando fuimos otras y a la vez las mismas… De esas aguas nacen nuestros sueños. Y nosotras sabemos que el agua guarda el secreto del Tiempo, que fluye en un río sin principio ni final, eterno y siempre presente y que nos cuenta la Historia de la Humanidad en su rumor constante. Somos habitantes de las profundidades, hechas de AGUA, hechas de magia.
Estamos hechas de TIERRA, la que pisamos descalzas para sentir el pulso del planeta en la planta de nuestros pies. Un latido profundo, vibrante, hondo y grave, que resuena por todo nuestro cuerpo y que nos hace danzar a su ritmo. Un ritmo secreto que sólo nosotras podemos sentir.  Una tierra que nos nutre, de la que nace el alimento que nos mantiene vivas. Somos seres terrenales que miran al cielo, con raíces que se hunden profundo, que nos hacen conscientes de estar formadas por todos los que nos precedieron y cuyos cuerpos retornaron a esa tierra que nos cobija y que nos ofrece todo aquello que nos rodea: nuestros hogares, nuestras tradiciones, nuestras familias, empleos y objetos queridos. Sabemos que la tierra está compuesta de polvo de estrellas cuyo origen se pierde en las inmensidades del cosmos. Y nosotras recordamos que venimos de ellas. Somos criaturas de barro, hechas de TIERRA, hechas de magia.
Estamos hechas de ESPÍRITU, el que nos anima y  hace que nos sintamos vivas. Del hálito vital de la Diosa que nos hace pensantes y, sobre todo, conscientes de nuestra propia existencia. Un alma conectada a todas las demás almas que pueblan este mundo y los otros. Un espíritu eterno que conoce todas las respuestas, guardián de la sabiduría de los tiempos que yace oculta dentro de cada una de nosotras y que brota a oleadas en nuestra mirada, en nuestra risa, en nuestras palabras y en nuestros silencios. Es ese aura que nos rodea y que, aún sin verla, los demás perciben. Es la energía que invocamos en nuestros hechizos y rituales, que se genera dentro de cada bruja. Y nosotras sabemos que es el Todo que unifica a los demás elementos y los dota del poder de la vida. Es lo que se esconde tras el fuego del rayo que nace de la tormenta, compuesta de viento y agua, y que busca a la tierra en su viaje anunciándonos su poder en el sonido del trueno. Somos hermanas de la tormenta, estamos hechas de ESPÍRITU, estamos hechas de magia.
Las brujas estamos hechas de lo mismo que todos los demás seres creados. De Aire, de Fuego, de Agua, de Tierra y de Espíritu.
Lo que nos hace diferentes, lo que nos hace distintas, es que nosotras lo sabemos.
Eso es el “algo más”. Esa es nuestra MAGIA.


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